martes, 27 de noviembre de 2007

LA CONDESA DE BURETA

Ideóloga e intendente de los Sitios de Zaragoza



Hija de padres nobles, Manuel de Azlor y Urriés y de Petronila Villavicencio y Villavicencio, nació en Gerona el 12 de mayo de 1.775, siendo nieta de los duques de Villahermosa, recibiendo el nombre de María de la Consolación de Azlor y Villavicencio Muy joven pasó a residir en el palacio virreinal de Zaragoza, donde su padre ejercía el cargo de Virrey de Navarra.
Su boda se había concertado por su familia cuando apenas era una niña, y al cumplir los diecinueve años contraía matrimonio en 1.794 con Juan Crisóstomo Lopez Fernández de Heredia y Martin de Resende, barón de Salillas y pretendiente a los títulos de conde y señor de Bureta, perteneciente a una familia adinerada, estableciendo su domicilio en la calle Nueva del Mercado, en Zaragoza. Un año después, su marido conseguía el título de conde de Bureta, tras un largo pleito. El 18 de septiembre de 1.805 fallecía el conde, dejando a su joven viuda con dos hijos pequeños que criar.



Con treinta años queda viuda, aunque rodeada de una corte de personas que le apoyan y que puntualmente le acompañan en la tertulia de la casa. Son los días de Trafalgar; su casa era un hervidero de apasionadas adhesiones a los destinos de España. La Condesa se mostraba apasionada partidaria de que el príncipe Fernando relevase a su padre. Pronto comenzarían a llegar las noticias de los sucesos de Madrid; los contertulios irán dejando los salones para ocuparse de la defensa de la patria tomada por los franceses.
Un día acudió a la tertulia Pedro María Ric Uztáriz, por su padre perteneciente a la Casa del Barón de Valdeolivos y Señores de Bujeda y de Torre de Aguilar, por su madre perteneciente a la Casa marquesal de Tamarit.



Era algo mayor que la Condesa, licenciado en Humanidades por la Universidad de Huesca, donde fue algún tiempo profesor. El Papa Pío VI le nombró Camarero Secreto. Llegaría a Zaragoza con el encargo de ocupar el cargo de Alcalde del Crimen en la Real Audiencia de Aragón, poco después pasará a ser Oidor y Gobernador de la Sala del Crimen.
A raíz de la relación que se estableció, Pedro María Ric solicita el nombramiento de Regente de Aragón. La familia de la condesa no le veía de su agrado, considerándole de menor calidad social y que se revelaría como algo anecdótico, puesto que por el simple hecho de cambiar el modo de vestir y el cuidado de su aspecto general, produjo el efecto perseguido tras su regreso de la Corte madrileña.




Los sucesos del 2 de mayo también intranquilizaron a los zaragozanos; la Condesa recibe puntuales noticias de todo lo que sucede en Madrid, ella y sus amistades se muestran indignados ante lo que dicen las cartas de Pedro María Ric. El enfrentamiento con los franceses es tanto, que su casa pronto se convierte en un centro de conspiración y preparación ante cualquier eventualidad que pueda sorprenderles en aquellos días.
En Zaragoza estaba de Capitán General el general Guillelmi, que tenía fama proclive a todo lo francés, y que lo mismo ocurrió en La Coruña o en Cádiz, los zaragozanos sospecharon que llegado al caso se pondría del lado francés, puesto que no quiso distribuir armamento entre el paisanaje.



Recien llegado de Bayona, Francia, a donde había ido portando correos para Fernando VII, por orden del marqués de Castelar, y fugado de aquella localidad llegó a la capital aragonesa, el brigadier José de Palafox y Melci, de la Casa de los marqueses de Lazán, perteneciente a los Reales Guardias de Corps había realizado la protocolaria visita al Capitán General durante la que aprovechó para enterarse de cual era el pensamiento del general Guillelmi.
Sucesos del 24 de mayo en Zaragoza




Detenido el Capitán General, y preso en la Aljaferia, fue nombrado para sustituirle el brigadier Palafox y Melci. Entusiasmado el pueblo, todos se aprestan a defender la ciudad, nobles y pueblo llano se entremezclan en el deseo e fortificar la ciudad.
La Condesa viuda de Bureta, recibió con mucho agrado el nombramiento, puesto que él era también uno de los que frecuentaba su tertulia siempre que se hallaba en Zaragoza. Ante el avance de un Cuerpo de ejército francés, el 9 de junio de 1.808, se reunieron las Cortes de Aragón, con el objeto de organizar la defensa y proceder al nombramiento de los responsables de la Real Audiencia y de los miembros de la Junta Suprema de Gobierno. Estaba la Junta Suprema conformada por seis personas, entre ellas figuraba Pedro María Ric. Se daba la circunstancia de que la Condesa y los hermanos Palafox, eran familiares puesto que descendían de los Urríes y Gurrea de Aragón, condes de Luna.Junto al domicilio de la Condesa de Bureta se hallaba la Torre Nueva, punto elegido como observatorio de cuanto ocurría alrededor de la ciudad. Esa proximidad permitía que Consuelo de Azlor supiese en todo momento las intenciones del invasor francés. Comenzaron los ataques y la ciudad resistía, el asedio de día y de noche esta amparado por los continuos bombardeos. El Portillo fue uno de los puntos por los que intentaron abrir brecha los franceses, otro lugar sería por el Arrabal, punto donde más esfuerzos hacían los franceses.
La Condesa se distinguió durante el primer Sitio a que fue sometida la ciudad en 1.808, por la creación y dirección del denominado Cuerpo de Amazonas,constituido por mujeres dedicadas al aprovisionamiento de los soldados y la atención a los heridos. La Condesa de Bureta desde el primer día acudió puntualmente al hospital de Nuestra Señora de la Gracia, donde con otras mujeres ayudaban a la Madre Rafols (otra Heroína) y el resto de aquellas monjas de la Caridad de Santa Ana, en atención a los heridos y enfermos que iban llegando. El hospital fue uno de los edificios más bombardeados, falleciendo hasta nueve monjas de las veintiuno que allí trabajaban, sin embargo, tanto las Hermanas de la Madre Rafols como la Condesa prosiguieron su tarea.
El 4 de agosto, ante el empuje francés, los hermanos Palafox dejaron la ciudad pero los zaragozanos no se rindieron, ese día fueron ellos los que se enfrentaron al Ejército francés. La Condesa de Bureta organizaba el servicio de agua para los hombres que se hallaban en las baterías y las trincheras, con una serie de mujeres que vivían con ella al haber perdido sus casas. Los caballos y mulas que poseía se empleaban en el transporte de municiones, movimiento de artillería, etc. Entretanto en la cocina de su casa se mantenía continuo fuego para hacer las comidas con las que se surtía a los defensores. Su casa era por decirlo así, un centro estratégico de servicios desde donde partían o a donde llegaban los que solicitaban auxilio, llegando en ese día a ocuparse con otras personas que ella dirigió, de las abandonadas defensas de las inmediaciones de su casa, montando dos piezas de artillería. La ciudad resistió, y el día 8 de agosto regresa Palafox, acompañado de un convoy de víveres, que tanta falta hacían, así como un grupo de Voluntarios de Aragón.



Normalizada en lo posible la vida en Zaragoza desde que el 13 de agosto los hombres de Verdier levantasen el sitio, los restos de la casa de la Condesa de Bureta volvió a ser el efervescente foco de tertulianos de siempre, a los que se unieron aquellas personas que habitaban entre lo que quedaba de ella. El 24 de agosto, de la mano de Palafox, llegó el nombramiento de Regente de la Real Audiencia para Pedro María Ric, barón de Valdeolivos, con quien en octubre de 1.808 se casó en la mayor intimidad.
El 10 de enero de 1.809 llegaron nuevamente los franceses al mando del mariscal Morthier. Comenzaba el segundo sitio de la desgraciada ciudad. Como en el primer sitio, la Condesa participó de forma activa, llegando a levantar barricadas cerca de su palacio, con la ayuda de sus sirvientes, a quienes armó y con quienes llegó a participar de forma activa en la lucha callejera.
Durante el segundo asitio estuvo aquejada, además, por la epidemia que se originó en la ciudad. Víctima también de esta terrible epidemia fue también la madre de la Condesa, la anciana Virreina viuda.



Tras la rendición de la ciudad, y después de entrevistarse con el mariscal Lannes, con un permiso especial del mariscal, la Condesa de Bureta podía abandonar Zaragoza con sus hijos, dirigiéndose al Alto Aragón, no a Cádiz como le recomendaba el general francés. Pedro María Ric los acompañará el 12 de marzo de 1.809. Hallándose en Valencia la Condesa de Bureta, se agravó su dolencia y el viaje a Cádiz se demoraría un corto tiempo. Pedro María y su familia embarcaron en el puerto de Alicante, con objeto de dirigirse a ocupar su nombramiento como Vocal de las Cortes de Cádiz, por la Junta de Aragón y parte de Castilla.
Expulsados los franceses de territorio español, la Condesa y su familia regresan a Zaragoza, residen en la Calle Nueva del Mercado, número 23. El general Palafox ordenaría el pago de los gastos y perjuicios que los de Bureta y Valdeolivos tuvieron por los sucesos de la guerra. En abril de 1.814 Fernando VII concedió a la casa de la Condesa el Privilegio de Asilo.





El Regente de la Real Audiencia , Pedro María Ric, recibiría al rey Fernando VII en su visita a la ciudad. La esposa y Condesa de Bureta se sintió halagada con la visita del rey, para unos días después se espera de luz a un niño que Fernando VII quería apadrinar. La Condesa de Bureta acude a la misa de doce del domingo tres de diciembre, en la parroquia de San cayetano. Al día siguiente nace el niño, que desafortunadamente nació muerto, le pusieron apresuradamente el nombre de Jose Luis para su posterior enterramiento.
La Condesa de Bureta falleció el 23 de diciembre de 1.814 después de haber hecho testamento,como consecuencia de una gangrena durante el parto de su hija Pilar, siendo enterrada en la cercana iglesia de San Felipe. Dejaba dos hijos de su anterior matrimonio, Mariano y María Pilar Fernández de Heredia y Azlor, así como una niña, María Pilar Ric y Azlor, hija de su segundo matrimonio. Pedro María Ric fallecería el 29 de marzo de 1.831.
Manuel Bayeu pintó un retrato de la Condesa en 1.814, modelo que sirvió de base para el que en 1.881 realizó Marcelino de Unceta por encargo de los duques de Villahermosa, y en la actualidad conservado en el palacio Ducal.




Su casa-palacio se localizaba, según el callejero actual, en la Calle Torre Nueva, número 2, edificio que desafortunadamente fue derribado el año 1.993, para construir en su solar unos almacenes.
La ciudad la honró en el primer Centenario de los Sitios en 1.908, colocando una lápida en la fachada de dicha casa-palacio, aunque en la actualidad no se encuentra en su ubicación orginal, desconociendose su paradero actual, y que la recordaba así:


Fuente:Artículo autorizado por Don Leonardo Blanco Lalinde

Publicado en la revista Fundación 2008, número 5-julio de 2005.

1 comentario:

David dijo...

Como tengo familia en España me gusta conocer sobre distintas ciudades del país y cada vez que puedo trato de ir a visitar. Muchas veces me quedo en mi casa, comiendo la comida las condes y mientras tanto disfruto de buscar lugares turísticos en Europa